Al margen de la polémica sobre si Bermejo hizo bien o mal en compartir cacería con el famosísimo juez, que evidentemente no debía haberse producido siquiera porque estéticamente no está nada bien, hay un problema de fondo sobre el tema de las cacerías y monterías.
A mí me recuerda esto lo de la Escopeta Nacional, y el hecho de que la gente se "divierta" matando bichos, pues no me parece nada bien.
Creo que merece la pena una reflexión sobre el tema.
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6 comentarios:
En el caso del Ministro y el juez-estrella les pudo la soberbia más que ninguna otra cosa
Ni un burro-memo (y ellos no lo son) se hubiera dejado de dar cuenta de que algo así saldría en todos los papeles. Pero la soberbia ciega
Personalmente no soy cazador, pero si lo sería en otras condiciones
Pues sí, es que esto parece de otros tiempos.
Lo del Ministro y el juez...no me merece ni un comentario..no me gustan ninguno de los dos... buscan tanto protagonismo que me molesta profundamente....
Por otro lado.... lo de la cacería yo no se en tu tierra.. pero en la mia como cada vez hay menos... tienes cazadores hasta en las zonas de senderismo y empieza a hacerse peligroso.
Los veo irresponsables, prepotentes y engreidos... y se creen con derecho a todo...
A los que nos gusta la sierra y las rutas por ellas... lo pasamos mal... es injusto...
No me gusta ver a los hombres ... por que son hombres en su mayoría con esos fusiles... y haciendo la guerra.. en pequeños cotos.. donde apenas quedan animales....
¿Por qué no se entretienen en otras cosas mas productivas.....???
No lo entiendo..
Perdona que me haya alargado tanto, vine a conocerme y me intereso este post que escribiste.
Un abrazo
Ni a mí, esto de la cacería por deporte es lamentable, elitista y cruel.
Un saludo
Buf, amigos, no me hagáis hablar... no hace falta siquiera hablar de las presas de los cazadores: con hablar de lo que hacen con sus propios perros de caza tienes ya el retrato robot de esta gente.
Claro está que no se puede generalizar, pero, a mi modo de ver, te tiene que faltar algún chip para matar un conejo, una perdiz, hasta un jabalí que huye de ti y lo único que quiere hacer es esconderse para seguir haciendo su vida... esa gente ni siquiera reflexiona sobre lo que acaban de hacer, ya ves qué decisiones o qué criterios pueden tener.
El Colladico no está tan lejos, y allí pagan un millón de las antiguas pesetas por matar un ciervo (gente de la calaña del príncipe ese que tenemos chupando del bote). Debe haber alguna manera de dificultarles las cosas... ya se me ocurrirá algo ;-)
Tienes razón, Marisa. Además, es que yo no he llegado a comprender nunca qué placer se encuentra en matar a un bicho.
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