La crisis más importante aún no ha llegado. Se ha hablado de burbujas. La economía mundial se ha asentado sobre una gran burbuja. La deuda, que se fundamenta en la esperanza y en previsiones sobre futuros activos, es el principal motor de la economía.
Traslademos esto a un ejemplo: la gran mayoría de la gente se endeuda para comprarse una vivienda, sobre la previsión de que podrá pagar la hipoteca. De esta manera, gana el comprador, que disfruta de la vivienda, gana el banco, que presta gustosamente el dinero al promotor, primero, al constructor después, y por último al comprador. Ganan los promotores, los constructores, los gremios,...
Pues bien, en la economía mundial la deuda es el gran motor. Entonces ¿quién presta el dinero? Se dice que son los famosos MERCADOS. ¿Y quiénes son esos famosos dueños de la voluntad popular? Pues ahí está la madre del cordero. Normalmente se dice que hay de dos tipos: El mercado inversor, que quiere obtener legítimamente beneficios de sus inversiones, y que generalmente está compuesto por personas o empresas que depositan sus ahorros en fondos que gestionan unas sociedades privadas. Y está el otro mercado, el especultativo, que está ganando dinero a espuertas con esta crisis, que es capaz de derribar gobiernos democráticos y que mete en cintura a todo el sistema social de varios continentes, y que ojalá no tuviera connivencia con las famosas agencias de calificación como instrumento necesario para alterar el precio de las cosas.
Pero hay un tercer MERCADO. El inversor público. Hay países que por posicionamiento geopolítico compran deuda de otros países. Y aquí también hay una diversificación: La deuda comprada con el superávit comercial y fiscal de esos países (dinero en efectivo) o la deuda comprada a su vez con la deuda más solvente (según los “mercados”) de los segundos.
En este punto merece una especial atención la compra por parte de CHINA de la deuda de todos los países de la OCDE y de las materias primas y tierras de los países en vías de desarrollo.
Más aún, ahora con la ampliación de la reserva líquida por parte de los bancos hasta el 9%, éstos recurrirán necesariamente a dos vías: la restricción del crédito y la financiación externa. ¿Y quién financiará?
Bueno, pues no veo muy normal que un país que basa su crecimiento en poca innovación, salarios bajos, falta de democracia, una economía dirigida e hinchada artificialmente, como artificial es el valor del YUAN, que en estos momentos se cotiza 0,11 €, exportando su déficit fiscal al resto de los países, comprando voluntades e influencia en occidente.
Entonces, ¿qué ocurrirá cuando la deuda china se intoxique, cuando el nivel de renta de los chinos aumente porque no podrá aguantar la artificial devaluación de su propia moneda, cuando empiecen a temblar los cimientos del régimen comuniscapitalista chino? Cuando estornude China el mundo se resfriará, eso si no pilla unas fiebres maltas para morirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario