¡¡¡ INDIGNÁOS !!! provocaba Hessel, bautizando un movimiento que a su vez se ha extendido por todo el mundo y que bajo distintos nombres ha cristalizado en España.
Y es normal que la gente esté descontenta. Que vea que en realidad da igual quien gobierne porque son otros los que mandan. Que el futuro está más bien negro.
¡¡¡ ORGANIZÁOS !!! Debió ser el siguiente lema que se autolanzaron los asistentes a los debates, propuestas, acampadas, manifestaciones y otras formas de expresión (por cierto, legales y pacíficas) de los indignados.
Pero ¿cuál es el siguiente paso? No hay más que tres soluciones: la revolución violenta, la revolución pacífica y el uso de los canales democráticos actuales.
La primera es rechazable y por lo tanto no se considera.
Han quedado las otras dos como soluciones contrapuestas, y en mi opinión no lo son en absoluto.
Vamos a utilizar los canales del sistema actual para intentar mandar un mensaje a los mercados: que por fin llega la POLÍTICA. Porque una razón de la situación actual es la verdadera falta de proyecto y liderazgo político existente en Europa, España y Aragón.
Una de las discrepancias que tengo con respecto a los mensajes del 15-M (algunos) es la crítica constante contra los políticos planteando soluciones simbólicas (coches oficiales, sueldos, etc...) cuando lo realmente grave de los políticos es que no han servido para ejercer el poder que les dimos. La economía tiene que estar al servicio de la política (en el sentido más noble de la palabra) y no al revés.
(Continuará)
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