Ahora que las fiestas llegan a su final, me gustaría hacer alguna reflexión:
Los actos más populares, o al menos los más visitados, de las fiestas del Pilar se pueden dividir en dos:
- Los actos de las carpas de Valdespartera e Interpeñas.
- Los actos de las carpas de Valdespartera e Interpeñas.
- Los actos religiosos de la entrega de flores, frutos y rosario de cristal.
Todos ellos serían dignos de un estudio sociológico de este país, donde se celebran las festividades religiosas como tradición (aunque sea una tradición de corto recorrido), se asumen como propias, y trascienden la fe individual para convertirlo en expresión colectiva de identidad. Y eso incluso se refleja en los índices de audiencia de los medios televisivos. Aragón TV ha sumado su máxima audiencia en la transmisión de la ofrenda.
La retransmisión de estos eventos "tradicionales" por parte de los medios audiovisuales y los comentarios de los escritos son un "cortar y pegar" año tras año, repitiendo tópicos, y trazando el corte baturrista que tan difícil es de quitar.
He repetido varias veces que tenemos la única televisión en que los presentadores se avergüenzan de su acento, no guardan los modismos propios y aterrizan como extraterrestres en los pueblos donde van a hacer un reportaje. Y luego llegan las fiestas del Pilar y se comportan como si fueran reporteros de otra televisión forana y vuelven a recaer en el "chufla, chufla".
Pero no perdamos la esperanza, supongo que llegará el día en que además de las jotas, en los programas de la televisión de Aragón trascenderá algo de lo propio, como algún magnífico reportaje que de vez en cuando se hace (el último muy interesante, el de Mediano).
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