martes, 16 de octubre de 2007

BRASSENS Y PACO IBAÑEZ

En estos días en los que tanto se está hablando de símbolos, y a los que tanta importancia se les está dando, creo que sería conveniente aterrizar en la importancia de los mismos.

Un símbolo en sí mismo está rodeado de varios significados, dependiendo todos ellos de la situación social del momento.

Recuerdo que fue en la época de la transición, (de finales de los ,70 y mediados de los ,80s), cuando más banderas republicanas, independentistas, franquistas, saharauis, nazis, rojas, falangistas, y otras de distinta simbología, se vieron. Todas ellas se enarbolaban en manifestaciones, contramanifestaciones e incluso en puestos de venta en el Paseo de la Independencia de Zaragoza (este paseo está situado entre la Plaza de España y de Aragón por lo que a algunos movía esta coincidencia a comentarios jocosos), donde nos juntábamos los domingos a vender pegatinas. El paseo era una especie de “rastro” donde grupos de ideología totalmente contraria ponían sus mesas e incluso a veces hablábamos entre nosotros.

¿Por qué ahora se resucitan con tal virulencia los símbolos en algunos puntos del estado? (En Euskadi siempre han estado presentes). Pues porque a los grandes grupos económico-socio-mediáticos, faltos de ideas innovadoras y con un sentimiento de impotencia por no manejar el poder político, les falta razonamiento serio que conecte con la sociedad y entonces acuden a los sentimientos primitivos, y entre ellos están los sentimientos tribales.

La bandera española de dos colores ha sido asociada siempre a una determinada ideología. Sorprendió al mundo entero la rueda de prensa de Carrillo por primera vez con la citada bandera a su espalda anunciando que a partir de entonces se asumía como propia. No obstante se han tardado muchos años en ir asimilándola como algo que iba cuajando en la mente colectiva, amparando a todos los ciudadanos de cualquier ideología. Hasta que ¡zas!, van estos chicos y vuelven a apropiársela como algo suyo: todo aquel que no lleve la bandera española ya no es español, y sucesivamente deducirán en el futuro que tampoco lo es el que rechace la violencia y por lo tanto el militarismo, ni aquel que quiera un Estado diferente, ni el que respete los derechos de los homosexuales, ni el que reciba con buenos ojos a los inmigrantes, ni el que sea agnóstico, …

Pero la realidad es que la gente en general es muchísimo más tolerante. Convive, trabaja, paga la hipoteca, se queja del gobierno, protesta por el IPC, celebra las fiestas, quiere que su pueblo prospere, ... A la gente eso de la música militar y la bandera nacional le deja en la cama igual, (por lo general).

1 comentario:

Anónimo dijo...

amigo lorién: no se trata de las banderas, los símbolos o los idiomas, depende de quién los utiliza y para qué.