CIVILIZACIÓN

Suele suceder que cuando la gente habla de televisión enseguida te pone por ejemplo de buena televisión “los documentales de la 2”, y si es un poco más “chic” los de Nacional Geographic en el canal de pago. Sólo con las respuestas positivas de tus amigos y conocidos resultaría que la 2 tendría las audiencias mayores del reino.

También suele escucharse “yo no soy racista”. A ello se ha añadido ahora un preocupante paso más, que cuando se enuncia da que pensar: “… pero …”

Es decir, que estamos marcados por unos estereotipos de buena conducta que debemos cumplir a rajatabla, y no salirnos de las normas bajo el riesgo de ser objeto de una de las estrofas de “La Mala Educación” de Paco Ibáñez (Brassens para los más puestos).

Sin embargo, lo que hay que decir claramente es que estamos en una civilización con unas normas comunes, que son a su vez un mínimo común denominador de convivencia, y que deben ser respetadas esas normas. No es un ejercicio de limitación de la libertad, sino todo lo contrario. Las sociedades occidentales han debido pasar muchos siglos de luchas intestinas y de clases para alcanzar un estado mínimamente laico, de respeto de los derechos y libertades individuales y colectivos, y de un ejercicio mínimo de aceptación de las opiniones de los demás. Estos derechos han de ser respetado por todos.

Nuestra sociedad no es perfecta, debemos seguir luchando por mejorarla. Por eso, ni un paso atrás.